
La
Línea de Sangre de los Hijos del Angel Caído se remonta
únicamente a unos pocos siglos de antigüedad, siendo uno de los
clanes más jóvenes de entre todos los clanes. Su apariencia
refleja todo el terror y lo sombrío de la época en que
aparecieron, la Edad Media.
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En busca del
Poder Absoluto
Los Hijos más
antiguos, cuentan que, hace unos 9 siglos, un Vástago muy
poderoso, probablemente un Tremere, sediento de poder y temeroso
por su no-muerte, creó una nueva raza de Vampiros, cruce de
Tzimisce y Nosferatu, que debía de ser un clan de perros
guardianes. Por un tiempo, estos seres, de apariencia monstruosa
permanecieron junto a su creador y todo su clan, defendiéndolo
de toda amenaza gracias a su capacidad para la lucha. Debido a
que fueron ligados con sangre a los más viejos del clan creador,
no pudieron desobedecer ninguna orden, cometiendo atrocidades de
las que incluso algunos Acólitos se sienten asqueados. Sin
embargo, a lo largo del tiempo, la Línea de Sangre fue
haciéndose más grande y ya no se podía ligar a todos los
miembros, de tal forma que los más jóvenes no sentían el Lazo
de Sangre de igual manera que los Antiguos, sino mucho más
débil.
Hijos del Ángel
Caído
El Primer Hijo del Angel Caído fue uno de estos jóvenes, que
siendo el Lazo muy débil en él, no dudó en hacer un trato con
cierto demonio: él y todos sus Chiquillos obedecerían todos los
mandatos del Infierno, si el demonio le daba una forma humana y
le libraba del yugo de sus creadores. Parece ser que el demonio
aceptó, porque el Vampiro se vio inmediatamente libre del Lazo
de Sangre. Siguieron varias décadas durante los cuales, El
Primer Hijo y todos los Vástagos que abrazó siguieron las
ordenanzas del demonio. Fue entonces cuando El Primer Hijo
cometió el error que los condenaría al Clan: sabiendo que un
sanguinario y efectivo guerrero había muerto en el campo de
batalla hacía unas noches, desenterró su cadáver y sabiendo
que por su trato con el Innombrable había hecho su Sangre muy
poderosa, le dio unas gotas de su Vitae. Inmediatamente, el
cadáver volvió a la vida deseando saciarse; siendo un consumado
guerrero en vida y con la maldición del Hambre, no le costó
mucho vencer al Primer Hijo y diablerizarlo. Se dice que
absorbió la Sangre tan violentamente y rápido, que el cuerpo
del Primer Hijo quedó seco como la corteza de un roble y nunca
desapareció.
La Revuelta de
los Esclavos
Así es como fue llamada la guerra que sumió al Clan creador de
los Hijos y a los propios Hijos una vez que se conoció lo que
había hecho El Primer Hijo. Si se hubiera conocido antes, el
Clan creador hubiera podido aplastar sin dificultad a los Hijos,
pero para cuando la Traición fue descubierta, el Clan de los
Hijos del Angel Caído era lo suficientemente poderoso como para
resistir el golpe de los creadores. Durante la Revuelta de los
Esclavos, se dice que el creador de los Hijos cayó bajo las
garras de estos, asesinado por sus propias creaciones. La guerra
continua en la actualidad, aunque han cambiado un poco los
bandos; se enfrentan los clanes Tremere y los Hijos, aunque sea
por separado con cada bando de estos.
La Recompensa
del Infierna
Cuando El Primer Hijo cayó en combate con su último Chiquillo,
que sería llamado El Usurpador, el demonio con el que el Primer
Hijo había pactado largo tiempo atrás, no seguía obligado a
mantener su infernal pacto, con lo que lo rompió. Muchos de los
Vástagos que se habían confiado, reaparecieron en su verdadera
apariencia alertando a los humanos y a otros seres
sobrenaturales. Muchos Hijos desaparecieron en poco tiempo debido
al hostigamiento y la caza que recibían. Solo los más cautos y
discretos sobrevivieron.
La Separación
Los supervivientes de después de la regresión a su forma
original tomaron parte indefectiblemente, por uno de los dos
bandos que surgieron a raíz de ello: el de los Acólitos, Hijos
del Angel Caído que creen saber el motivo de su transformación,
la traición del Usurpador, y hacen el mal en su estado más puro
para intentar recongraciarse con el Infierno; el otro bando es el
de los Santos, que creen que el motivo de su transformación no
es otro que un nuevo castigo divino por el enorme número de
crímenes cometidos en el tiempo de servicio al Infierno. Sea de
la forma que sea, todos los Hijos del Anel Caído han tomado
parte de uno de los dos bandos, e incluso a los más jóvenes se
les exige tomar parte en la confrontación de los dos bandos,
salvo que quieran perecer. Ambos bandos están mantienen un
enfrentamiento a muerte, y no se conoce que nunca se hayan aliado
dos Hijos de diferente bando, aunque no aliarse haya supuesto la
destrucción de los dos, incluso se llegan a producir episodios
en los cuales un Vástago, se sacrifica deliberadamente para
traerle mal a uno del otro bando. La lealtad dentro de un mismo
bando no se pone en duda, y no se cree que ningún Vampiro de los
Hijos quiera o pueda traicionar a su bando.
El Destino del
Usurpador
Algunos de los cabalistas de entre los Hijos del Angel Caido
afirman que el destino de todos los Hijos está unido al del
Usurpador, y que cuando éste resulte destruido, todo el Clan
volverá a una forma humana. Esto ha llevado a que multitud de
hijos, de uno u otro bando hayan intentado dar con el Usurpador
para destruirlo, lo que parece un sueño imposible; la mayoría
se cansan de buscar y se asientan en el lugar que más les gusta
de los visitado, otros vuelven a su lugar de origen, y otros
simplemente desaparecen, destruidos por hombres lobo, magos, u
otras entidades sobrenaturales,... y quién sabe, puede que por
el mismo Usurpador.
La Apariencia de
los Caídos
La mayoría de los Hijos del Angel Cáido tienen una apariencia
de demonios alados. Aunque pueden haber algunos que varíen en su
apariencia básica, la mayoría de ellos se acercan bastante al
concepto de lo que debe ser una gárgola, pero lejos de tener una
apariencia horrenda, pueden resultar bastane atractivos para los
mortales e incluso para otros vampiros. En principio tienen una
morfología humana, pero es posible que aparezcan determinadas
"cambios" fruto de su descendencia de los Nosferatu y
Tzimisce...
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Creación de
Personaje
Remoquete:
Gárgolas, Demonios.
Apariencia: Los Hijos del Angel Caído suelen
estar en magnífica forma física, sobre todo los Acólitos. Los
Acólitos pronto pierden todas sus raices mortales, pero los
Santos pueden llegar a mantener sus costumbres de humano mucho
tiempo después del abrazo, hasta donde les permite sus posibles
cambios.
Refugio: independientemente del bando al que
pertenecen, y aunque pueden encontrarse cómodos en cualquier
sitio, los viejos y otros que pueden transformarse en piedra,
tienen una clara tendencia a instalarse en catedrales y grandes
iglesias, preferiblemente profanadas en el caso de los Acólitos.
Trasfondo: no tienen ninguna predilección es
especial, excepto de actitudes, los Acólitos suelen elegir a los
peores delincuentes para que hagan méritos, al igual que los
Santos abrazan a las personas más pías (que no más tontas);
aunque en algunos contextos, la diferencia entre unos y otros
puede estar más bien difusa.
Creación del Personaje: los Hijos no tienen
nigún concepto preciso, todo lo contrario que sus Naturalezas,
que deben ajustarse a uno de los dos bandos (Acólitos y Santos),
por lo general tampoco hacen mucho caso de la conducta, aunque
suelen tenerla parecida a su Naturaleza. Los Atributos Físicos
suelen ser primarios, al igual que los talentos en los más
viejos, pero no hay nada primario en los jóvenes. En tranfondo
suelen tener Mentor, Rebaño y Aliados.
Disciplinas de Clan: Daemonia, Fortaleza y Potencia.
Debilidades: aunque no son intrínsecamente
horribles, y pueden resultar incluso bellos, ningún Hijo del
Angel caído puede pasar por humano, por culpa de posibles alas,
cuernos... es decir, los "cambios".
Organización: no tienen ninguna organización
como Clan, pero si un Hijo hace una llamada a los demás de su
bando, los demás acudirán en su ayuda; por supuesto, ninguno de
ellos desea hacer la prueba en balde, y supondría una
desacreditanción para él hacerla sin tener motivo. La lealtad
dentro del mismo bando es tan fuerte como el odio entre uno y
otro. Algunos de los Hijos más jóvenes del mismo bando se
pueden unir para formar una cuadrilla, lo que se hace cada vez
más frecuente.
Cita
Acólito:
"No estaríamos así si no fuera por culpa de un santurrón,
de modo que cuantos menos haya, mejor."
Santo: "La única manera de salvarnos a
nosotros y a los demás, será derrotando al mal, y si eso
incluye aplastar algunos Hijos descarriados, se hará."
Estereotipos
Acólitos:
Gangrel: Si solo dejaran salir un poco más a la bestia
que llevan dentro.
Malkavian: Ellos si que han caido proundamente en el Infierno.
Nosferatu: Papa es demasiado bueno.
Toreador: Me niego a creer que un Vampiro pueda llegar a ser
así.
Tremere: Ese Clan estará mejor cuando todos hayan perecido.
Tzimisce: Mama...
Ventrue: Bazofia que se cree superior, pero que no puede caer
más bajo.
Baali: Poderosos aliados, pero no les des la espalda, por si
acaso.
Santos: Su destrucción final está cada vez más cerca.
Santos:
Gangrel: Nuestros aliados si sabes tratarlos bien.
Malkavian: Tal vez en su locura estén más cerca de la
salvación que ninguno de nosotros.
Nosferatu: Somos medio nosferatu, pero si no fuera porque ellos
existen, nosotros no estaríamos condenados.
Toreador: Se dejan a los placeres de los vivos, y no ven a donde
los llevan, a su perdición.
Tremere: Nuestros creadores, y como Frankenstein, moriran bajo su
criatura.
Tzimisce: Una rama del arbol genealógico que convendría
extirpar por el bien de todos.
Ventrue: Líderes natos, sígueles si crees que saben a donde te
llevan.
Baali.- Ellos ya están condenados, dejalos que ardan en el
Infierno.
Acólitos.- La mancha del Clan, ya están muertos, pero aun no lo
saben.
AOH´97
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